sábado, 3 de diciembre de 2011

Hace exactamente un mes y cuatro días que no esbozo siquiera una línea en el papel, si es que a la virtual hoja en blanco de la computadora podemos llamarle papel, no he podido darle forma a la ideas. Hoy al ver unas imágenes y escuchar el relato ficticio de un actor en el lugar de un escritor argentino que como consecuencia de muchos de sus texto hoy no podemos contar con su presencia física.
En uno de estos textos hecho relato el autor cuenta su necesidad de volver en cuanto puede a su pueblo natal, de escaparse de la gran ciudad capital para recorrer nuevamente esos caminos de tierra, las calles del pueblo y sentarse bajo un árbol a escribir sus cuentos. Agrega a su recorrido por el pueblo y sus recuerdos de este años atrás el de sus juegos de niño y el correr hasta llegar a este árbol en el que todavía hoy (por el presente del relato) se recuesta con cuaderno y su birome. Las imágenes que el director del film eligió para esta voz son las del pueblo en aquellos años, de los niños corriendo en el verde y jugando detrás del camión que pasa regando los largos y secos caminos rurales.
La historia sigue con otros textos y testimonios, pero estas imágenes acompañadas de las palabras de este escritor fueron, creo yo, la principal motivación para que este sentado frente a la moderna máquina de escribir con esta falsa hoja blanca.
Si bien no existen coincidencias tal cuales se pueden suponer, si hay en este fragmento de la película muchas similitudes con aquello que viví de niño en un pueblo a no más de 17km de Rosario, tampoco es el campo tal cual podemos imaginárnoslo, con muy pocas casas, mucho terreno libre de árboles con un pueblo de unas pocas manzanas de no más de trecientos habitantes. Este es un pueblo, ahora ciudad, con muchas casas tipo quintas o de fin de semana, con poco campo sembrado y un pueblo, o centro urbano, más grande con algo de pavimento y algún que otro negocio.
Hoy es una ciudad con muchas más casas quinta, con el poco campo sembrado de soja y un centro urbano plagado de pequeños negocios. Así y todo sigue siendo aquel en el que no hace mucho jugábamos y recorríamos en bicicleta.
No es casual en tanto tiempo después sea este el tema elegido para escribir estas pocas líneas. De a poco y sin apuro la cabeza va entendiendo y llevando adelante procesos necesarios, pero no siempre fáciles de llevar a cabo.

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