Pasaron cuarenta años de uno de los acontecimientos más
terribles de las últimas décadas, tal vez el inicio de la terrible represión y
persecución desatada al poco tiempo por la dictadura militar. Este hecho dejó
una marca imborrable, no solo en quienes formaron parte de la militancia y la
juventud de aquellos años que dieron todo, hasta la vida, por defender sus
ideas, sino también en las generaciones que vinimos luego.
El 22 de agosto de 1972 el ejército quiso demostrar de lo
que era capaz suponiendo que eso frenaría a lxs jóvenes que creía en la
construcción de una nueva sociedad, de una patria grande. Pero ni fue así, las
ideas y las convicciones fueron más fuertes que las armas de lxs milicos.
Alguien dijo alguna vez que aquellos años, previos a la dictadura
eran una fiesta, esos jóvenes sentían que podían cambiar el mundo. Quizás
parezca una frase hecha, pero creo que realmente así fue. Nuestra tarea, la de
lxs jóvenes, es no quedarnos con el conformismo o la comodidad de decir a mi no me importa, tampoco quedarnos en
el recuerdo de lo que hicieron otrxs, que es necesario conocer pero hoy debemos
construir nuestra propia realidad y no tengan dudas de que lo lograremos.
¡HASTA LA VICTORIA SIMPRE COMPAÑERXS!
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