jueves, 5 de agosto de 2010

Hay que luchar incesantemente contra las cosas mal hechas

La Revolución es obra de todo el pueblo. Si la Revolución tiene defectos, es como el hijo que tiene defectos también. Nosotros queremos que la Revolución sea perfecta, pero una cosa es las críticas que le hacemos los revolucionarios, y otra es las que le hacen los enemigos. A los enemigos no se las aceptamos. Las críticas tienen que ser de los revolucionarios para superarlas, porque los contrarrevolucionarios critican para destruir, y los revolucionarios critican para superar, para resolver.

...la crítica no solamente hay que hacerla en los centros de trabajo, en las organizaciones, en el sindicato, ¡en las organizaciones!, sino que los periódicos revolucionarios también deben criticar. Y ningún administrador debe ponerse bravo porque lo critiquen; él tiene derecho de replicar, aclarar cualquier cosa, explicar cualquier problema. Esas son las críticas que se hacen en los órganos de la Revolución, que hacen los revolucionarios entre revolucionarios... Un revolucionario, un hombre de pueblo, un trabajador, un campesino, nunca se debe dejar desmoralizar por un contrarrevolucionario, por una mentira, por una intriga; nunca debe quedarse callado la boca frente a un contrarrevolucionario; porque esos son iguales que los que en la guerra, cuando hay peligro, abandonan la posición y huyen, tratando de que huyan los demás.

Y hay que tener fe en la Revolución, tener fe en el pueblo, tener fe en las masas; saber que con todas las dificultades, con todos los inconvenientes, y a pesar de las cosas que pueda haber mal hechas, no tenemos tregua contra ellas, hay que luchar incesantemente contra ellas.

Fidel, 26 de Julio de 1962

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